Panorámica hecha desde el monte Archanda.
Panorámica hecha desde el monte Archanda.
Estatua de Arriaga, en el Parque
Quien visite Bilbao, con tiempo, subir en el funicular con un recorrido de unos 800 metros, al monte Archanda, pulmón de la Villa , donde se observa una de las panorámicas más bellas de los contornos. En una jornada pueden organizarse, desde la cima de este monte, mini-excursiones a Santo Domingo, Sondica y el Valle de Txori-erri, y a los pinares de la vertiente de Derio.
Pagasarri es el otro parque-monte con que cuenta Bilbao, y predilecto de los aficionados al montañismo. Una marcha al Ganecogorta, al Ganeta, superando las dificultades geográficas. Al pié, Bilbao y la ría con su teoría de fábricas; el Cantábrico contra los rompientes, desde Ciervaza a Castro Urdiales y desde Algorta al Machichaco. Y al otro lado, las Encartaciones con Alonsótegui, Arceniniega y Gordejuela, y aún más acá, las minas de Somorrostro y Ortuella. Y casi a tiro de piedra, Muñatones, el solar de Lope García de Salazar.
El parque en una dilatada extensión de terreno que limita la prolongación de la Gran Vía Don Diego Lopez de Haro y la carretera que discurre por la parte zaguera de los astilleros “Euskalduna”.
El parque de Bilbao es, como otros muchos recintos ajardinados de nuestra nación, de corte e inspiración francesa: macizos con plantas y flores, exclusivamente dedicados al ornato; calles enarenadas ó empedradas. Estanques con cisnes. Pérgolas, alpendre, estatuas y monumentos, un kiosko de refrescos y el recuerdo lapidario a doña Casilda Iturriza. Así como el poeta Ramón de Basterra, al músico Juan Crisóstomo de Arriaga, y a Aureliano Valle, fundador de la Coral.
Pagasarri es el otro parque-monte con que cuenta Bilbao, y predilecto de los aficionados al montañismo. Una marcha al Ganecogorta, al Ganeta, superando las dificultades geográficas. Al pié, Bilbao y la ría con su teoría de fábricas; el Cantábrico contra los rompientes, desde Ciervaza a Castro Urdiales y desde Algorta al Machichaco. Y al otro lado, las Encartaciones con Alonsótegui, Arceniniega y Gordejuela, y aún más acá, las minas de Somorrostro y Ortuella. Y casi a tiro de piedra, Muñatones, el solar de Lope García de Salazar.
El parque en una dilatada extensión de terreno que limita la prolongación de la Gran Vía Don Diego Lopez de Haro y la carretera que discurre por la parte zaguera de los astilleros “Euskalduna”.
El parque de Bilbao es, como otros muchos recintos ajardinados de nuestra nación, de corte e inspiración francesa: macizos con plantas y flores, exclusivamente dedicados al ornato; calles enarenadas ó empedradas. Estanques con cisnes. Pérgolas, alpendre, estatuas y monumentos, un kiosko de refrescos y el recuerdo lapidario a doña Casilda Iturriza. Así como el poeta Ramón de Basterra, al músico Juan Crisóstomo de Arriaga, y a Aureliano Valle, fundador de la Coral.
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