Está integrado por el casco de la Villa, con los distritos de Deusto, Santiago, Achuri, Begoña, Bilbao la vieja, Abando, Diputación, San Vicente, Hospital y Erandio-Valle de Asúa (Sondica, Derio, Lujua y Zamudio).
El ingeniero Evaristo Churruca, creador del Puerto, razona que, de acuerdo con la costumbre establecida por los antiguos vascos, la denominación de un lugar se refería, a la situación local del propio lugar.
En tal caso bil-ibai-bao vendría a ser la conjunción de reunir, río y ensenada.
Al ser fundada la Villa, abarcó, las dos pueblas que existian a uno y a otro lado del Nervión ó Ibaizabal, no ofrece tampoco duda el origen eúskaro de su nombre: Bil-bao, que hace referencia, a dichos dos núcleos de población. La Puebla de la orilla derecha, al pie de Begoña, fue siempre marinera y la más antigua. La de la irilla izquierda fue perrona, o sea dedicada a la fabricación del hierro en las ferrerías que allí se crearon, junto al río, cuando en el resto del país todavía se establecían en la montaña, muchos lustros antes de la fundación del villazgo.
El escudo está configurado por la torre de San Antón – el segundo templo bilbaíno – el puente de arco apuntado y dos lobos con las fauces ensangretadas.
Los colores de las enseñas municipales son el blanco y el rojo, que adoptará para su camisola el legendario Athletic de Bilbao.
Seis puentes principales unen ambas márgenes de la Ría: San Antón; alguna de sus pilastras se apoya, como las de la propia iglesia, sobre el asentamiento de una antiquísima fortaleza. El puente de la Merced bien cerca, ciertamente, del desaparecido Puente colgante, cantado y en coplas y que nada tiene que ver con el de Portugalete ó Puente de Vizcaya, de factura posterior; el del Arenal de Isabel IIó de la Victoria, el del General Mola ó de Begoña y el del Generalísimo ó de Deusto, ambos levadizos. Y por último, el reciente de la Salve, autentico alarde de ingeniería moderna.
El ingeniero Evaristo Churruca, creador del Puerto, razona que, de acuerdo con la costumbre establecida por los antiguos vascos, la denominación de un lugar se refería, a la situación local del propio lugar.
En tal caso bil-ibai-bao vendría a ser la conjunción de reunir, río y ensenada.
Al ser fundada la Villa, abarcó, las dos pueblas que existian a uno y a otro lado del Nervión ó Ibaizabal, no ofrece tampoco duda el origen eúskaro de su nombre: Bil-bao, que hace referencia, a dichos dos núcleos de población. La Puebla de la orilla derecha, al pie de Begoña, fue siempre marinera y la más antigua. La de la irilla izquierda fue perrona, o sea dedicada a la fabricación del hierro en las ferrerías que allí se crearon, junto al río, cuando en el resto del país todavía se establecían en la montaña, muchos lustros antes de la fundación del villazgo.
El escudo está configurado por la torre de San Antón – el segundo templo bilbaíno – el puente de arco apuntado y dos lobos con las fauces ensangretadas.
Los colores de las enseñas municipales son el blanco y el rojo, que adoptará para su camisola el legendario Athletic de Bilbao.
Seis puentes principales unen ambas márgenes de la Ría: San Antón; alguna de sus pilastras se apoya, como las de la propia iglesia, sobre el asentamiento de una antiquísima fortaleza. El puente de la Merced bien cerca, ciertamente, del desaparecido Puente colgante, cantado y en coplas y que nada tiene que ver con el de Portugalete ó Puente de Vizcaya, de factura posterior; el del Arenal de Isabel IIó de la Victoria, el del General Mola ó de Begoña y el del Generalísimo ó de Deusto, ambos levadizos. Y por último, el reciente de la Salve, autentico alarde de ingeniería moderna.
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