BILBAO esconde entre sus calles sorpresas desnudas. En una ciudad que en los últimos años ha reconocido el valor de la arquitectura de postín, el urbanismo de relumbrón y las esculturas de firma, se pueden encontrar viejos restos de una forma histórica de entender el arte. Las figuras humanas desnudas, bien sean de hombres, mujeres o niños, salpican sobre todo el Ensanche de la Villa como una muestra de clasicismo que perdura sin pudor.
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