En el lugar que ahora ocupa la actual edificación existía otra anterior, vigente hasta su derribo en 1969, e identificada por su cúpula en ela esquina de la Gran Via y Hurtado de Amezaga (en 1903 la Sociedad Financiera del Banco de Vizcaya se instaló en el edificio proyectado por el arquitecto José María Basterra, inicialmente concebido para oficinas. Su translado desde el Casco Viejo fue seguido posteriormente por otras entidades financieras, que pasaron a establecerse en el Ensanche).
Este singular y emblemático edificio resulta doblemente representativoen el ámbito de la arquitectura de Bilbao: Por pertenecer a la escasa cantidad de rascacielos de la ciudad y por suponer un hito de la llamada “Tercera generación del Ensanche”.
La limpia y mínima composición de dos volúmenes de forma a una solución que para nada tiene en cuenta los planteamientos de acomodación a las pautas urbanisticas del Ensanche bilbaino tan al uso.
Como datos y referencias, puede hablarse de su clara alusión a la arquitectura racionalista-brutalista (por la rotundidad de su planteamiento compositivo), de los materiales utilizados (vidrio de tonalidad variable según la incidencia de la luz y piezas de aluminio en los antepechos), sin olvidar las influencias del edificio SAS de Jacobsen, en Copenhage.
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